UNA CORONELA RESCATA ANIMALES EN LA CUARENTENA Y DESTINA TODO SU SUELDO PARA ALIMENTARLOS

La coronela orureña Vivian Sánchez realiza su labor desinteresada en silencio. A diario se choca con la indiferencia de la sociedad ante animales que se encuentran totalmente abandonados, con fracturas expuestas o miasis, entre otros males.

Su interés surgió en su hogar. Su madre, María Julia Sánchez, le enseñó que cada ser tiene derecho a respirar. Y con esa filosofía creció la ahora oficial del Ejército, que recorre las calles de Cochabamba al rescate de perros “invisibles” para muchos y únicos ante sus ojos.

“Todo este sentimiento fue inculcado por mi señora madre, que en paz descanse. Para ella, todo ser vivo tenía un lugar especial en la tierra, empezando por una hormiguita. Recuerdo que les hablaba a sus florecitas y estas florecían una belleza”, rememora.

Sánchez, apasionada por los animales, fundó sus refugios “Una mano, una patita” hace casi siete años. Allí alimenta y alberga a 157 canes, 27 de los cuales ha sumado durante las últimas semanas de la cuarentena obligatoria.

“Dos han partido porque ya estaban muy mal. Y los otros se encuentran en rehabilitación. Buscamos adoptantes. Tenemos cachorros que han descartado. El trabajo es de todos los días. Uno de los albergues está en El Abra, donde vivo. El otro, en Valle Hermoso”, cuenta.

Antes de comenzar con su fundación, la coronela colaboraba con distintas asociaciones protectoras. Sin embargo, observó que algunas de ellas utilizaban a los animales como escudos para esconder “intereses personales”.

Fue entonces que decidió actuar con su propio proyecto. “Era una persona independiente que ayudaba a muchas organizaciones. Lo sigo haciendo. Se supone que el trabajo es para ellos (los canes), no para las personas. Lamentablemente, el problema de no compatibilidad de caracteres a veces ocasiona que se vayan creando muchos grupos que, de alguna manera, nos limita. Y también existen intereses personales y económicos, en ciertos casos. Es una pena. No debería ser así. Somos tanta gente defensora, que deberíamos unirnos”, analiza.

“Trabajo silenciosamente, no contamos con apoyo. Gasto todo mi sueldo, todo, todo en ellos. Alguna vez reclamé por qué siempre dan cobertura a una única organización, ¿y el resto, qué?”, cuestiona Sánchez.

El sábado pasado, Narices Frías alertó sobre un cachorro atropellado que agonizaba cerca del surtidor Cochabamba y fue Vivian quien salió al rescate.

“Resulta que yo terminé recogiéndolo el domingo. Ese animalito estuvo tres días atropellado en la calle. Gracias a Dios, no tiene fractura. Su cola se encuentra rota. Se la van a sacar. Está caminando, ya”, celebra la coronela.

Sus refugios cuentan con voluntarios temporales, que colaboran esporádicamente con la mujer que es comprendida por sus superiores, quienes conocen sobre su labor altruista.

“Entendemos la situación que están pasando muchas familias, pero también abandonan una cantidad innumerable de animalitos. Los vehículos, como no hay circulación, corren como locos. Hay más atropellos y casos de miasis”, describe la activista. /Opinión

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