UNA DE LA MEJOR RESERVA FORESTAL DE BOLIVIA DESANGRA: 33 FAMILIAS CON AVAL DEL INRA Y DE LA ABT INGRESARON PARA ASENTARSE Y TUMBARON TODO LO QUE ENCONTRARON A SU PASO

 

Como cadáveres están todavía acostados algunos de los árboles que un grupo de hombres ha derribado en el área forestal de la reserva municipal dentro del valle de Tucavaca del municipio de Roboré, en Santa Cruz. Es un panorama literalmente desolador, un funeral ecológico en plena selva. Las plantas que se han librado de la muerte observan el tamaño del desastre.

Con un tractor y una oruga han abierto un camino de tres kilómetros de largo por 18 metros de ancho y a los costados parcelaron 33 propiedades de una hectárea cada una y tumbaron todo lo que encontraron a su paso. En total, 55 hectáreas de bosque derribado, convertido en varios ríos de cenizas que hasta el pasado miércoles todavía humeaban y el humo se perdía en un cielo como un último suspiro

– Les han prendido fuego a los árboles que tumbaron, dice en coro la comitiva de Roboré compuesta por autoridades civiles y un militar, así como de los pueblos indígenas para comprobar el tamaño del desmonte que se registró en el polígono 107 del valle de Tucavaca.

– En las noches escuchábamos ruidos de maquinaria trabajando en medio monte y el sonido que hacen los árboles cuando son arrancados de raíz, recuerda Alfredo Hoyos, dirigente de la comunidad campesina 23 de Marzo, que queda a 8 km. del desmonte.

Pero nada de eso puso en alerta a nadie. Fue gracias a una imagen satelital que una fundación que trabaja por el medioambiente regaló a la Alcaldía de Roboré, la que les hizo dar cuenta de que, como una gangrena, una mancha blanca sobresalía en la espesura del bosque.

Iván Quezada, el alcalde de Roboré, desde el lugar de los hechos, confirmó de que se trataba de un asentamiento humano compuesto por 33 familias oriundas del departamento de Cochabamba. Pero no solo descubrió eso, sino que los autores del desmonte del bosque llegaron con documentos bajo el brazo: una resolución del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y una autorización de desmonte por parte de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT).

Carlos Ragone Justiniano, secretario general municipal, arrojó otro dato: que la zona del asentamiento se encuentra dentro de las 24.000 hectáreas del área declarada forestal municipal mediante resolución ministerial en 2006, territorio al que en diciembre del 2017 se le puso otro ‘candado’ para protegerlo: la Alcaldía aprobó la ley municipal 059/2017 que eleva esa zona a reserva ecológica.

Lo que ha ocurrido en la reserva municipal de Roboré, ese desmonte de 55 hectáreas, es una llamada de atención sobre el futuro del valle de Tucavaca, alerta el secretario municipal. Si así ocuriera -dice con temor- atrás quedará la fama internacional que aún tiene Tucavaca, de ser el bosque seco tropical mejor conservado del mundo, puesto que en su interior se encuentran fuentes de agua que forman el sistema hídrico regional y alimentan afluentes tan valiosos como las aguas termales de Aguas Calientes y dan vida a 1.500 especies de plantas y un variado universo de aves y mamíferos.

EL DEBER

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