MÉDICOS Y ENFERMERAS DEJARON SUS HOGARES POR TEMOR A POSIBLES CONTAGIOS

TRABAJADORES EN SALUD

La pandemia del coronavirus cambió la vida y las horas de trabajo de médicos, enfermeras y personal de los hospitales. Antes trabajaban mañana, tarde y noche. Ahora trabajan 24 o 48 horas continuas y vuelven entre cinco y seis días después.

De esos días fuera del hospital, algunos que estuvieron más cerca de pacientes con Covid-19, cinco se aíslan en un cuarto separado de la vivienda o en un garzonier alquilado y si en ese tiempo no tienen síntomas de la enfermedad, el último día de su descanso comparten con sus familiares.

Los profesionales en salud encontraron esta forma de trabajo para atender a los enfermos con el virus, cuidarse, cuidar a sus familiares y el entorno social. En algunos casos esta forma de evitar un posible contagio fue superada por la falta de personal, porque galenos y enfermeras que se aislaron, porque se contagiaron, no tienen reemplazo y es cuando los que trabajan en sus días laborables tienen que  trabajar por dos.

“Cuando el contagio era leve, seguía viniendo (a casa), pero cuando vi que los colegas se contagiaron, he decidido aislarme; hacía mi turno, me perdía cinco días para ver que no estaba contagiado  y  después regresaba un día (a casa), luego me volvía a perder otros seis días  porque no sabemos cuándo uno puede estar contagiado”, sostuvo a Página Siete un médico cirujano de un hospital de El Alto.

El galeno recordó que hace dos meses que vive en alquiler de un pequeño departamento, donde pernocta y pide alimentos vía delivery, la ropa la hace lavar en una empresa que ofrece este servicio. Paga 2.000 bolivianos mensualmente por el garzonier.

Se mostró preocupado porque las personas en su desesperación mienten y eso termina con el contagio de los médicos. Recordó que en su nosocomio “una enfermera trajo a su mamá que estaba con Covid-19, entró al quirófano, contagió al anestesiólogo, al cirujano y todo el personal del quirófano”.

Los trabajadores  en salud tienen que atender a los pacientes con coronavirus  con todos los equipos de bioseguridad.

Manifestó  que ahora en su hospital hay varios médicos contagiados y “la atención ya no es la misma, hay días que no hay cirujano, no hay anestesiólogo y así está funcionando”.

Una neumóloga se aisló o dejó su hogar gran parte de los más de cuatro meses de la presencia del coronavirus en el país para no contagiar a su hijo y sus padres, que son de la tercera edad. Trabaja en el Hospital del Norte de El Alto, alquiló un garzonier a una cuadra de su casa, en la zona de Miraflores.

“Cuando empezó la pandemia yo he decidido salir de mi casa, me trasladé a un departamento en alquiler; tengo un niño de ocho años, mis padres son ancianos, no podía ponerlos en riesgo porque me cayó de sorpresa la designación de hospital Covid”, al Hospital del Norte, que inicialmente era el único de referencia en La Paz y El Alto.

“Dos a tres meses no pude ver a mi hijo, fue muy doloroso para mí como para él, nos comunicábamos por videollamada; todos los niños en casa con sus papás, pero mi hijo ha sufrido lo peor porque no estuvo con sus padres”.

La neumóloga relató que esos tres meses vivió sola en ese garzonier y tuvo que pagar 1.700 bolivianos por mes. “Viví sola, en el departamento en alquiler; tengo entendido que otros se aislaron por su lado, no conozco de otros que en grupos decidieron irse de sus casas o aislarse; conozco de colegas que se aislaron en sus casas, en un cuarto aparte o en el garaje” para evitar el contacto con familiares. También dijo que como otros profesionales esperaron que les den bono o aumento de sueldo, nada de eso ocurrió, pero cuando alguno de sus colegas tiene que aislarse por contagio, los que quedaron en el hospital tienen que “dobletear” o trabajar por el colega con baja.

La experta en neumología dijo que hay peligro de contagio cuando un médico atiende a unas 30 personas con Covid-19. “Tenemos compañeros con baja médica por contagio; 30 pacientes por un médico, eso nos hace susceptibles de contagiarnos”. Afirmó que de su entorno unos 12 colegas tuvieron que dejar de trabajar por contagiarse y no hay reposición o reemplazo, y es cuando se redobla el trabajo para el que se queda.

Informó que se encuentra con baja médica pero por embarazo. “Estoy con baja médica por embarazo y actualmente lo veo a mi hijo después de tres meses,  él no sabe lo que pasa y sus abuelos no se llevan con la tecnología, fue otro drama extrafamiliar” en su ausencia.

No querían alquilar casas

La responsable de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital del Norte, en conversación con Página Siete, recordó que en los primeros meses de la pandemia y ante la necesidad de evitar el contagio a familiares, se intentó alquilar algunos pequeños departamentos cerca del nosocomio, pero sus propietarios les negaron porque los identificaron como trabajadores en salud.

La enfermera recordó que desde entonces soportan un doble “estrés emocional” porque tienen que acudir al trabajo, trasladándose en vehículos del transporte público, la otra y la más dura es ingresar y salir del hospital. “La carga emocional es salir del hospital y estar con la familia, muchos del personal de enfermería hemos querido estar en un alojamiento, cerca del hospital, o alquilar un ambiente, porque cuando uno está con un paciente con Covid-19, lo hace con miedo de llegar a la casa y contagiar a la familia; es a lo único que le tenemos miedo”.

La profesional relató que esta situación es “dura” para los trabajadores en salud. “Es muy duro, los papás y los hijos te quieren abrazar, el esposo te quiere abrazar y no estar con ellos es triste; desde la ventana, desde de la puerta  saludamos a la familia, es una carga emocional para el médico y enfermeras; nos hemos tenido que acostumbrar a esta rutina por esta pandemia”. La enfermera afirmó que conoce de algunas colegas suyas que decidieron vivir en hogares de la periferia de la ciudad, donde no hay todos los servicios básicos, los días que no les corresponde trabajar en el hospital. También dijo que los buses municipales no siempre los trasladan a tiempo o los deja cerca de sus casas o del trabajo y por ello tienen que contratar minibuses que les hace el servicio.

Sostuvo que conoce que los médicos y enfermeras de Viacha en momentos de encapsulamiento  tuvieron que caminar hasta Tilata y de allí tuvieron que tomar algún transporte público que los trasladó hasta el Hospital del Norte.

Contó que una de sus compañeras con Covid-19 no es atendida en la Caja Nacional de Salud, pese a que es asegurada, y anunció que será atendida en el nosocomio de referencia. El médico intensivista Antonio Viruez Soto, también el Hospital del Norte, sostuvo que en la atención a los pacientes con Covid-19 se vive un “factor estresante” porque “nosotros somos los que vemos a los pacientes en la puerta de la muerte y muchas veces podemos salvarlos”.

Afirmó que “es estresante llevar la enfermedad a la casa y contagiar al entorno; me tocó aislarme, los veo a mis padres cada tres semanas en otras partes de la ciudad y a cinco metros con barbijos y ellos también”. El galeno sostuvo que en estos días el país atraviesa por un momento “crítico, 2.000 casos de pacientes por día, es estresante”. Dijo que en su calidad de intensivista recibe llamadas de amigos que quieren que sus familiares sean atendidos con preferencia, pero, continuó, “no puedo aceptar porque hay cinco pacientes en la fila”. Afirmó que la no atención oportuna es la muestra “de un mal sistema de salud”.

Sostuvo que vive con su esposa y sus suegros. “Es delicado no acercarse a ellos y no poder acariciarlos, generalmente en cualquier momento; vengo a mi casa, me cambio de ropa, me baño antes de llegar en el Hospital del Norte, donde hay ducha, y dejo la ropa de trabajo”. Afirmó que trabaja 48 horas, al igual que sus colegas, en la sala de la UTI.

Viruez afirmó que en el Hospital del Norte algunos trabajadores en salud que no son médicos ni enfermeras se aíslan en uno de los “cuartos pequeños” para no contagiar a sus familiares, si los tuvieran. Considera que solo de esa manera evitarán contagiar a sus familiares y personas adultas.

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