ENTRE DROGAS Y CORRUPCIÓN: LO QUE TODOS SABÍAN PERO NADIE DICE EN MORROS BLANCOS, «UNA BOMBA DE TIEMPO»

No es un secreto que en las cárceles de Bolivia los internos tienen el control, y el penal de Morros Blancos, en Tarija, no es la excepción. Según el sacerdote Luis Sotelo, capellán del penal, “más del 70% de los internos consumen droga”. Pese a los controles existentes, el religioso asegura que “es la misma Policía la que se encarga de meter la droga, alcohol e incluso prostitutas dentro del penal”.
El penal ha llamado la atención pública tras recientes hechos violentos en los que reclusos han fallecido durante riñas por el poder interno. El capellán afirmó que uno de los problemas por los que suceden estos hechos es la «droga”.
Las cárceles en sí son un reino donde los internos mandan a su interior; pese a haber policías, estas muchas veces se vuelven cómplices y son sobornados por los mismos internos. Además, el hacinamiento agrava la situación. El área denominada Chonchocorito fue creada para 50 internos, pero actualmente hay más de 100.
El capellán también advirtió sobre cómo nuevos internos que no consumían drogas terminan cayendo en este vicio dentro del penal. A los que venden estas sustancias ilícitas se les llama «perros», y estos incitan a los nuevos internos diciéndoles: “esto te va a ayudar”.
Criticó duramente al sistema judicial boliviano, afirmando que “las leyes hoy en Bolivia castigan, pero no ayudan a sanar. Entienden de papeles y no de seres humanos que han cometido errores. La justicia está toda vendida y comprada”.
La vida en la cárcel también está marcada por la extorsión. El dinero que se cobra por acceder a una cama lo maneja el líder de la cárcel, al igual que otros «lujos». Esta situación, sumada a las constantes ofensas y tensiones, provoca que muchos internos no puedan controlar su temperamento y “estallen”.
El capellán reveló el consejo que da a los nuevos internos: “Si quieres vivir aquí, ojos ciegos, oídos sordos y boca cerrada; si no, no vas a poder vivir aquí”.
Las palabras del capellán Luis Sotelo ponen de manifiesto la compleja realidad que se vive en Morros Blancos, una problemática que refleja el estado de muchas cárceles en Bolivia.
La Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) advierte que este recinto penitenciario se ha vuelto «una bomba de tiempo». fueron las palabras de la representante de la APDH, Yolanda Herrera, al referirse a lo que sucede dentro del penal de Morros Blancos.
Herrera identifica un problema en todo el sistema penitenciario, no solamente en Tarija, sino a nivel nacional. En el caso departamental, refiere que existe un alto nivel de hacinamiento tanto en las carceletas provinciales como en el penal de Morros Blancos, lo que está generando un alto nivel de violencia.
Manifestó que desde la APDH existe preocupación, no solamente por lo que están atravesando los privados de libertad, sino por las consecuencias que esto puede traer para la sociedad.
0 0