TARIJA: VÍCTIMAS DE FEMINICIDIO DENUNCIAN QUE JUECES Y FISCALES «SE VENDEN» A LOS FEMINICIDAS

El cansancio se nota en los ojos y la forma de hablar de Dayana Tapia Iturri, representante de las víctimas de feminicidio de Bolivia, quien una y otra vez debe acudir a los llamados de las autoridades departamentales y nacionales para tratar este tema, pero nunca se llega a una solución que dé tranquilidad a los familiares de mujeres que fueron muertas a manos de sus parejas o ex parejas. Advierte que muchos jueces, fiscales, investigadores e incluso la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia (NNA)»se venden» a los feminicidas.

«(Las autoridades) cuando asumen su cargo se comprometen a parar la violencia contra la mujer, pero yo tengo e hice la denuncia a varios fiscales que se venden a los feminicidas, jueces que se venden y son corruptos. Entonces, ¿de qué estamos hablando?, ¿cuántos feminicidas tienen sentencias? Con la Ley 1130 muchos feminicidas han salido libres», enfatizó.

Tapia aseguró que luchan contra un sistema que está más a favor de los victimarios que de las víctimas: «Peleamos con un monstruo grande que no solo es el feminicida y los abogados, sino que peleamos contra los propios fiscales, jueces, investigadores y la misma Defensoría de la Niñez que siempre están al lado del feminicida».

En su caso, su hermana Daniela fue asesinada en La Paz y, su hijo y sobrino presenciaron su agonía y muerte. El feminicida y padre de ese niño está prófugo, pero la familia del victimario peleaba la custodia del menor de edad. Luego de que Dayana ganara dicha custodia tuvo que estar cuatro meses arraigada en La Paz, no la dejaban volver a Tarija a pesar de que tenía a sus propios hijos en esta ciudad. Este contexto hace que las víctimas paulatinamente pierdan la fe en la justicia boliviana.

Niños huérfanos

En Tarija hay 35 niños que quedaron huérfanos a causa de los feminicidios, toda vez que la madre fue asesinada y el padre está prófugo o recluido en un centro penitenciario. Muchos de estos niños terminan en albergues o con familiares, quienes no siempre los aceptan con los brazos abiertos. Algunos los toman como una carga más con la que tienen que lidiar. En este entendido, hace dos años se planteó un proyecto de ley que otorgue un bono de 500 bolivianos a esos niños y las familias que lo acogieron, pero dicha propuesta fue rechazada.

«Son 35 niños aproximadamente, en uno de los casos son cuatro hermanos que hemos perdido el contacto porque se lo llevaron uno a Argentina, los separaron a los cuatro hermanos. Hasta el momento no sabemos dónde están ellos», sostuvo Dayana Tapia.

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