DE INSOMNIO HASTA FIBROSIS, LAS SECUELAS DEL SÍNDROME POSCOVID QUE SE RESISTEN A IRSE
Cuando cae la noche empieza el tormento. Hace ya casi cuatro meses que Martina no duerme. Literalmente no duerme. Se acuesta, se adormila, reza, se levanta, llora, se acuesta. La Covid-19 le ha arrancado la capacidad del descanso. Luego de haber cursado la enfermedad le vinieron los cuadros de insomnio y ansiedad. Por eso, cuando cae la noche empieza su infierno.
“Tengo miedo. Cuando amanece empiezo a sentirme mejor. En el día descanso a ratos. Ya no sé lo que es dormir de verdad. Me dicen que tome Neuryl pero tengo miedo porque sé que causa adicción. En la noche tengo pesadillas o pensamientos horribles”, relata.
Ya probó todo. Experimentó con tés de hierbas, se puso a hacer ejercicios, empezó a escribir un diario, aprendió a inhalar y exhalar con YouTube y tomó unas pastillas de valeriana. Nada parece funcionar. Ha perdido 15 kilos y la alegría que sin mezquindad irradiaba. Es la sombra de quien solía ser antes de la pandemia.
Joaquín cree que todo va a pasar pronto. Ya dio negativo dos veces a la prueba de coronavirus y no tiene otros síntomas. Es no más su dificultad para respirar a ratos cuando hace esfuerzos. Es no más su dolor recurrente en el lado derecho de la espalda. Joaquín cree que va a pasar pronto porque “no hay mal que dure 100 años”, dice aferrándose a la esperanza.
Ambos, Martina y Joaquín, integran el 10% de los pacientes que presentan el síndrome poscovid: las secuelas de una enfermedad que insiste en persistir. Según un artículo publicado en el British Medical Journal, casi todos los pacientes con síndrome poscovid logran superar el malestar prolongado, aunque la recuperación es lenta y “con apoyo holístico, descanso, tratamiento sintomático y aumento gradual de la actividad”.
Joaquín tiene razón, no hay mal que dure 100 años.
Lidiando con las secuelas
Cuando suena el teléfono, Verónica Alfaro respira y contesta dulcemente. Sabe que su voz podría ser el alivio en la angustia de alguien con estrés postraumático. Alfaro es la presidenta del Colegio de Psicólogos de La Paz y relata, desde su experiencia, que se han incrementado los casos de ansiedad, ataques de pánico e incluso trastornos alimenticios en personas con problemas neuropsiquiátricos, secuelas del coronavirus.
“Estamos dando atención vía telefónica aunque a veces el paciente requiere contacto y entonces nos hacemos presentes. Nos llaman para decir que no pueden dormir, que tienen pesadillas o miedo. Mucha gente que ya superó el coronavirus lidia ahora con las secuelas. No es fácil ni rápido. Es necesario buscar ayuda porque con terapia se hará todo más llevadero. Hemos visto que muchos cargan con el pavor de volver a enfermarse, sobre todo si la primera vez atravesaron un cuadro grave de UTI”, explica la psicóloga.
Al contrario de los síntomas del coronavirus, las secuelas poscovid son desconocidas. Más allá de los círculos médicos, la ciudadanía en general poco sabe sobre las complicaciones respiratorias, cardiovasculares, neuropsiquiátricas y psicológicas que presentan algunos pacientes, incluso si el cuadro de coronavirus no fue grave.
“Los adultos mayores y las personas con muchas afecciones graves son los que más probablemente presenten síntomas persistentes de la Covid-19, pero incluso las personas jóvenes y sanas pueden sentir malestar durante semanas a meses después de la infección”, señala la Guía Rápida de Abordaje Covid-19, elaborada por el Ministerio de Salud en esta gestión.
Según Alfaro, es imprescindible que se atienda a los pacientes con coronavirus desde un abordaje más holístico. De acuerdo con su criterio, el estar aislados durante la enfermedad puede afectar el estado anímico y desencadenar lo que podría ser un cuadro de ansiedad.
“En términos generales, estos pacientes pueden dividirse en aquellos con secuelas graves (como complicaciones tromboembólicas) y aquellos con un cuadro clínico inespecífico, a menudo dominado por fatiga y disnea”, señala el artículo del British Medical Journal. Es decir, las secuelas son tan inciertas como cursar la propia enfermedad. La afectación podría ser irrelevante o llegar a ser peor que el coronavirus aunque estos casos son bajísimos.
Los expertos señalan que las causas que desencadenan el síndrome poscovid son inciertas. No obstante, es probable que alguna de estas variables entre en juego: respuesta de anticuerpos débil o ausente, recaída o reinfección, reacciones inflamatorias o factores mentales como el estrés postraumático por lo vivido.
“Cuidar la mente resulta tan crucial como cuidar el cuerpo”, afirma Alfaro antes de atender otra llamada en la que pondrá nuevamente toda su energía. Su voz podría ser el alivio para alguien con estrés postraumático.
Romina se resistió hasta lo último a buscar ayuda profesional. Creía que era cuestión de enfocar la mente para vencer las secuelas de covid. Lo intentaba pero no podía. Los ataques de pánico eran cada vez más severos y los dolores de cabeza, insoportables.
“No podía salir de mi casa porque tenía terror a contagiarme y cuando salía me ponía dos barbijos y máscara facial pero sentía que me ahogaba. Una vez me puse a llorar en plena calle porque ya no pude más”, cuenta la joven que logró superar esa situación con apoyo médico.
Elizabeth Crespo, past presidenta de la Sociedad Cruceña de Neurología, señala a Página Siete que se han incrementado en al menos un 15% los casos neurológicos. La especialista asegura que los problemas más usuales asociados a pacientes que ya superaron el coronavirus son neuropatías, neuralgias, cefaleas y trastornos de ansiedad.
“Hemos percibido neuropatías dolorosas sobre todo en pacientes que han estado mucho tiempo postrados en cama o incluso intubados. Presentan dolor cervical, dorsal y lumbar. Dolores que con antiinflamatorios no ceden. Asimismo, hemos detectado dolores de cabeza persistentes, asociados muchas veces a mareos continuos. Otra de las secuelas, que en realidad tiene manejo psiquiátrico, pero que los pacientes acuden a la consulta neurológica, es el tema de los trastornos de ansiedad”, explica la especialista. Agrega que estas secuelas duran entre tres y seis meses tras haber superado el virus.
El término “lesión residual” es usado por Omar Holguín, neumólogo y miembro de la Sociedad Boliviana de Neumología, para explicar las secuelas del coronavirus en la parte respiratoria.
El especialista señala que cuando una persona está enferma de los pulmones, independientemente del origen del mal (una bacteria, un hongo o un virus), hay un proceso inflamatorio o de infección que tras la recuperación podría derivar en una fibrosis pulmonar; por ello es imprescindible realizar monitoreo y controles posteriores.
“Si una persona que ya superó el coronavirus tiene mucha dificultad para respirar o se agita cuando hace algún esfuerzo mínimo, es probable que se deba a lesiones fibróticas y eso viene causado normalmente por bronquitis crónica, producto de la afectación pulmonar. Es necesario que se hagan los controles posteriores para evaluar la respuesta del cuerpo después del virus”, manifiesta el experto.
Si bien la monitorización del estado funcional en pacientes con síndrome poscovid aún es estudiada por la ciencia, “los pacientes deben ser tratados de forma pragmática y sintomática con un énfasis en el apoyo holístico”, señala la revista British Medical Journal.
La clave es entender que seguir enfermo después de superar el coronavirus es una posibilidad. Eso no significa que no hay esperanza en la complejidad. Buscar ayuda será siempre una respuesta acertada en el desconcierto de esta enfermedad.
Síndrome poscovid
El síndrome poscovid puede conllevar complicaciones respiratorias, cardiovasculares, neuropsiquiátricas y psicológicas. Requiere una perspectiva integral del paciente.
10% de los pacientes de coronavirus experimentan secuelas. Muchos de ellos se recuperan espontáneamente (aunque lentamente) con apoyo holístico, descanso, tratamiento sintomático y aumento gradual de la actividad.
Semanas pueden extenderse las secuelas. Los adultos mayores y las personas con afecciones graves son más propensas a presentar síntomas persistentes, pero incluso las personas jóvenes y sanas pueden sentir malestar.
Pulmón Si la covid causó afectación, es probable que derive en una fibrosis pulmonar que tiene varias formas. Los neumólogos recomiendan realizar controles posteriores.
Disnea La dificultad para respirar es común en la Covid-19. Pero, la disnea severa, que es rara en no hospitalizados, puede requerir derivación urgente. Recomiendan ejercicios de respiración.
Estrés El estrés postraumático es una enfermedad de salud mental frecuente dentro de las secuelas de covid. La sensación de soledad tras el aislamiento y el miedo a la muerte pueden ser las causas disparadoras.
OMS Según la Organización Mundial de la Salud, la Covid-19 puede incrementar el riesgo de problemas a largo plazo. Los órganos que pueden verse afectados son el corazón, los pulmones y el cerebro, junto al sistema nervioso.
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