KIOTO, EL PELUDO FIEL QUE ENTREGA AMOR Y YOGURTH JUNTO A SU DUEÑA EN LAS CALLES DE TARIJA

Los animales nos acompañan sin pedir nada a cambio. Su fidelidad no se puede comparar: no conocen del cansancio, del tiempo ni de las distancias. Solo quieren estar un rato junto a sus dueños, sentir su cariño y saberse amados. Son parte de nuestras vidas, y a veces también de nuestras rutinas diarias. Historias como la de Kioto, un perro de 10 años en Tarija, nos lo recuerdan con ternura y admiración.

Cada mañana, Kioto acompaña a su dueña en la entrega de productos de yogurth por distintos rincones de la ciudad. No importa si hace frío o calor: cuando baja la temperatura, va abrigado; cuando el sol aprieta, lleva ropa más ligera, pero nunca falta. Lo que sí nunca cambia es que siempre lleva un peluche en la boca, como si también tuviera su propia misión que cumplir.

Ya con los ojos cansados por el paso de los años, pero llenos de amor y nobleza, Kioto sigue firme, fiel, caminando al lado de su compañera humana. Quienes lo ven pasar no pueden evitar sonreír o conmoverse ante la escena: un perro mayor, con su peluche entre los dientes, participando de una jornada de trabajo con la entrega más importante de todas —la del amor incondicional.

Esta imagen nos invita a reflexionar sobre la profunda conexión que podemos construir con nuestros compañeros de cuatro patas. Kioto no solo entrega yogurth: entrega un mensaje de lealtad, ternura y compromiso que inspira.

Que su historia sea un recordatorio de que amar a los animales también es cuidarlos, protegerlos y hacerlos parte de nuestras vidas con respeto y gratitud. Porque ellos, sin palabras, nos enseñan todos los días lo que significa estar verdaderamente presentes para alguien.

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