RECICLAR TAPAS DE BOTELLA, LA INICIATIVA DE UN NIÑO CONVERTIDA HOY EN UNA FUNDACIÓN QUE AYUDA A TRATAR EL CÁNCER INFANTIL

En abril de 2016 nació esta iniciativa filantrópica en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, inspirada en el deseo de un niño llamado Agustín, quien disfrutaba jugando con tapas de las botellas de agua y de gaseosas, como si se tratara de legos. Pero que un día, conversando con su mamá, Florencia Maldonado, y su abuela, Gina Méndez, propuso recaudarlas.

“¿Y si juntamos muchísimas tapitas y las vendemos para ayudar a los chicos a sanarse y cuidar el medio ambiente?”

Aquel propósito de Agustín se vio posible tras enterarse y tomar la idea de la Fundación Garrahan en Argentina, la cual realiza lo propio, es decir, recicla papel desde 1999 y tapas plásticas a partir de 2008, con la finalidad de colaborar al hospital pediátrico Garrahan y a otros hospitales de las distintas provincias argentinas.

Es así que, el 25 de abril de 2016, su familia lanzó la primera campaña denominada “Juntando Tapitas con Agustín”, la cual marcó como objetivo seguir el ejemplo de este niño para juntar “miles de tapitas” en puntos de acopio y, posteriormente, venderlas a empresas recicladoras.

La finalidad es emplear los recursos recaudados en los tratamientos de los “pequeños superhéroes” que luchan por sus vidas en la batalla contra el cáncer.

Hoy, siete años después, la idea se ha materializado e institucionalizado. La Fundación Tapitas x los Chicos, en el marco de las actuales directrices de su directorio, se plantea el desafío de lograr la sostenibilidad generando un triple impacto:

  1. Social, en relación a los niños que son beneficiarios de los recursos que se obtienen para apoyar su tratamiento oncológico.
  2. Económico, para la industria que fabrica nuevos productos a partir de los residuos plásticos que recicla.
  3. Ambiental, ligado al reciclaje, porque permite cuidar los recursos naturales y ahorrar energía, al crear nuevos productos a partir de los residuos plásticos (que utilizan petróleo y carbón en su fabricación) y no se degradan en menos de 200 años.

Florencia Maldonado es la mamá de Agustín y la expresidenta de la Fundación Tapitas x los Chicos; ella atravesó una serie de desafíos para encarar este proyecto durante un par de años; según comenta Soraya Kisen, presidenta de la organización.

“Antes, como fundación, teníamos que andar puerta por puerta a ver quién nos compraba las tapitas, porque a final de cuentas, termina siendo como una compra, y regatear por todos lados, porque antes no había (en la sociedad) el chip del tema de reciclaje”.

El área de pediatría del Hospital Oncológico de Santa Cruz, también conocido como Instituto Oncológico del Oriente Boliviano, recibe ayudas mensuales de la fundación Tapitas x los Chicos desde 2016 que, en un principio, desarrollaba sus actividades con un grupo de voluntarios dedicados al recojo y venta de tapas plásticas.

La jefa de Pediatría del Hospital Oncológico, Estela Coleonni, recuerda que Florencia Maldonado les comentó esta idea y, una vez conseguido el aval del centro médico, destinaron los recursos generados del reciclaje a cubrir medicamentos e insumos de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI).

“Y así se empezó. Teóricamente ese es Agustín, el hijo de la señora Florencia —dice Coleonni señalando un afiche de la cruzada—. Así se dio inicio a toda esta historia”.

La cruzada fue tomando fuerza y en junio de 2022 se lanzó una nueva campaña. La presidenta de la Fundación Tapitas x los Chicos dice que en la primera “tapatón” se logró una donación en medicamentos valuada en aproximadamente 20 mil bolivianos.

Estas actividades son realizadas de manera continua en la sede ubicada en Santa Cruz de la Sierra.

Estos eventos masivos son realizados dos veces al año, con excepción del 2020 y 2021 a consecuencia de la pandemia de covid-19, pero aquello “no detuvo a la gente que sí juntaba las tapitas y las llevaba (para reciclarlas y ayudar a los chicos)”, agrega Kisen.

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