MIENTRAS LAS AUTORIDADES AFIRMABAN QUE SE ERRADICÓ LA POBREZA, EL CENSO 2024 REVELA QUE EL 61% DE LA POBLACIÓN RURAL CARECE DE CONDICIONES MÍNIMAS DE BIENESTAR

pesar de algunas mejoras, el Censo de Población y Vivienda 2024 refleja que la pobreza persiste en Bolivia y afecta principalmente al área rural. De las 3.330.522 personas que habitan en el campo, 2.057.071 se encuentran en condición de pobreza, lo que representa el 61,8% de la población rural, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El INE explica que la población en pobreza se define como aquella que no cumple con los mínimos niveles de bienestar relacionados con vivienda, acceso a servicios de agua y saneamiento, electricidad, nivel educativo y atención en salud. Esta medición, basada en el enfoque de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), se diferencia de los indicadores monetarios tradicionales, ya que evalúa condiciones de vida y acceso a servicios esenciales.

A nivel nacional, 3.251.613 personas se encuentran en situación de pobreza, aunque la mayoría reside en zonas rurales. En las áreas urbanas, 1.194.542 personas (15,8% de la población urbana) viven en pobreza. Además, 343.251 personas están en indigencia y 12.155 en marginalidad, caracterizada por viviendas precarias y graves carencias de servicios básicos.

Según la analista Carla Cordero, pese a la reducción de la pobreza respecto al Censo 2012, aún persisten problemas estructurales: “En el área rural, la mayoría de los empleos sigue siendo agropecuario y de baja productividad. Además, muchos jóvenes migran a las ciudades, donde se enfrentan a un mercado laboral saturado e informal”.

El estudio muestra que la pobreza estructural se ha reducido de 4.373.376 personas en 2012 a 3.251.613 en 2024, gracias a políticas de expansión de cobertura en electricidad, agua y escolarización. Sin embargo, el cambio no es suficiente para garantizar condiciones mínimas de bienestar a todos los habitantes rurales.

La encuesta también evidencia que 8 de cada 10 trabajadores están en empleos informales, lo que limita ingresos estables y oportunidades de desarrollo, reforzando la necesidad de políticas públicas más efectivas para combatir la pobreza de manera integral.