LA OMS YA EXAMINA EL PEDIDO DE BOLIVIA PARA DESPENALIZAR CONSUMO INTERNACIONAL DE LA COCA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya examina la solicitud de Bolivia para despenalizar el consumo de hojas de coca en estado natural, reportó este martes la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su informe anual de 2023.
El reporte, divulgado desde su sede en Viena (Austria), recordó que el presidente Luis Arce solicitó el 26 de junio de 2023 al secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) “un examen crítico de la actual clasificación de la hoja de coca como estupefaciente”.
La coca está en la primera lista de la Convención de 1961 donde se encuentran las sustancias prohibidas. Eso sí, la nominación de esta hoja está esa lista “en su forma enmendada”, porque existe en Bolivia una reserva legal sobre el veto internacional.
El reporte de la Junta señala que Arce planteó esta solicitud al secretario de la ONU, António Guterres de conformidad con el Artículo 3 de la Convención.
“Cuando la OMS finalice el examen, se notificará al Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. Este Estado tiene una reserva a la Convención de 1961 por la que se permite la masticación de la hoja de coca con fines culturales en su territorio nacional”, señala el reporte internacional.
JIFE es un órgano independiente y cuasi judicial constituido por expertos que fue establecido en virtud de la Convención Única de 1961. Es decir, es una entidad aliada de Naciones Unidas para velar por el cumplimiento de esta normativa internacional.
El reporte divulgado este martes toma nota de la cantidad de coca que se produjo en el país entre 2021 y 2022, sobre la base de los informes oficiales “sin precedentes” para Colombia y Perú, los dos mayores productores de coca a escala mundial antes que Bolivia.
“A pesar de estas cifras, la fabricación y el consumo lícitos de cocaína a escala mundial siguieron disminuyendo”, señala.
JIFE hizo notar que el consumo de cocaína se sitúa “en los niveles más bajos de los últimos dos decenios”, mientras que en el mercado global de las drogas aparecieron otros productos.
El reporte hizo notar que las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas amplían sus operaciones en la Amazonía y que “han llegado a abarcar la minería ilegal, la tala ilegal y el tráfico de fauna y flora silvestres”.
Estos factores, “entrañan riesgos potencialmente mortales para las poblaciones indígenas”.
“Estas actividades se han relacionado con casos de soborno, extorsión, fraude y blanqueo de dinero, así como con homicidios, agresiones violentas, violencia sexual y trabajo forzoso en la región amazónica”, puntualizó el reporte.
EL DEBER
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