HACE 92 AÑOS, 171 ADOLESCENTES DIERON TRES PASOS AL FRENTE PARA IR A LA GUERRA DEL CHACO

Jorge Alarcón y José Rodolfo Antezana tenían 18 años recién cumplidos. Eran estudiantes de tercer año del Colegio Militar y estaban entre los mayores de uno de los batallones más honrados de la historia del país: el Tres Pasos al Frente. 92 años después de su movilización, sus descendientes recuerdan a los integrantes y la contienda en la que participaron.
“Es importante para nosotros que se mantenga la memoria histórica. Es esencial que la gente sepa quiénes arriesgaron su vida para defender el territorio nacional, de quiénes comenzaron a cambiar cómo Bolivia se veía a sí misma”, comenta Bertha Alarcón de Guillén, hija de Jorge Alarcón y actual presidenta de la Asociación Cívico Militar Tres Pasos al Frente, institución integrada por más de un centenar de hijos, nietos y bisnietos de los cadetes que formaron parte de ese batallón.

La asociación nació el 4 de mayo de 1964. En ese entonces, también participaron los veteranos del batallón. Compartían historias y hablaban de la guerra y los efectos que tuvo en esa generación.
“Mi papá era el coronel Jorge Alarcón, él nos contó historias muy duras acerca de la vivencia en aquel tiempo. Para ellos fue una experiencia que dejó un trauma psicológico, ya que veían morir a sus compañeros; el clima era extremo, con mucho calor y frío; era un recuerdo amargo; pero, también destacaban que el objetivo fue defender la patria”, cuenta.
Es que esos muchachos, muchos de ellos de apenas 15 años, fueron animados por el fervor patriótico, que acompaña a cada contienda, se lanzaron sin dudar “a una picadora de carne” que se cobró, al menos, la vida de 64 caballeros cadetes y largas vidas con recuerdos traumáticos.
Para ellos, fue una experiencia que dejó un trauma psicológico, ya que veían morir a sus compañeros.

La historia
Según los registros de la Academia de Historia Militar, el 5 de octubre de 1933, el entonces jefe de Estado Mayor, Hans Kundt, visitó a los cadetes del Colegio Militar, ubicado en el centro paceño. Realizó un emotivo discurso y en él narró pasajes de lo que le tocó ver en las trincheras bolivianas. Tras su intervención, instruyó al comandante que pida voluntarios para llenar las bajas en los mandos.
“Hay que recordar que estos muchachos estudiaban para ser oficiales. Se esperaba que, al graduarse, lo hicieran con el rango de subteniente y, por tanto, estaban siendo capacitados para puestos de coordinación de tropas, o ayuda de los comandantes en retaguardia”, recuerda Alarcón.

Al día siguiente, el 6 de octubre, el comandante del Colegio Militar, Flavio Palenque, ordenó que los cadetes de primero, segundo y tercer año de estudios, entre los 15 y 18 años, se formen en el patio de honor (actual Monoblock de la UMSA). Tras una arenga patriótica, solicitó que los voluntarios dieran tres pasos al frente. Los 171 caballeros cadetes se ofrecieron.
En las trincheras de la guerra, se conocieron entre la gente de los valles, de las tierras bajas y del Altiplano.
Rápidamente fueron destinados al frente. “Una vez que llegaron a Tarija, fueron agasajados. Bailaron y luego los cadetes fueron a las arenas del Chaco para enfrentarse con la muerte, cara a cara, en diferentes unidades militares”, agrega Alarcón.
Fueron destinados a diversas unidades, dependiendo de las necesidades del campo de combate. “Se necesitaban militares que conocieran de logística; incluso aquellos, como mi padre y sus compañeros, eran demasiado jóvenes para hacerlo”.

En total fueron 174 cadetes a la guerra, solo volvieron 110. Algunos retornaron inválidos y con traumas psicológicos; otros fueron tomados prisioneros en Paraguay, como Alarcón, quien escribió un diario que dejó a su hija.
Ya no se enseña esa parte de la historia y nosotros, como hijos, debemos mantenerla y siempre homenajearlos.
“Las historias que me contaba mi padre eran muy duras. Por ejemplo, recordaba que cuando había escasez de agua ellos tenían que beber su propia orina. A veces podían encontrar sandías, que devoraban con semilla y todo, enfrentando otras infecciones”.
El impacto no solo fue por las condiciones del frente de batalla. También afectó mucho la gran distancia entre un Estado Mayor ineficiente y ambicioso, que llevó adelante un golpe de Estado en medio de la guerra, y una fuerza de combate que arriesgaba su vida en estrategias fallidas.

“La Guerra del Chaco reconfiguró, un poco, la forma de pensar, de ver Bolivia. Y de conocerse, porque en las trincheras de la guerra se conocieron entre la gente de los valles, de las tierras bajas y del Altiplano, que nunca se habían visto las caras, pero que en ese momento estaban combatiendo por la misma causa”, considera Alarcón.
Agrega: “Muchos de ellos ignoraban cuál era la causa de esa guerra, quién era el enemigo. Ese es un aspecto también que hay que puntualizar. La ignorancia de la tropa en general sobre el hecho de la guerra”.
El educar sobre esos detalles es una de las principales funciones de la asociación, la cual organizó el sábado 14 de junio un encuentro para recordar los 90 años del cese de los combates de la guerra y a los soldados sacrificados, sean del batallón o de otros.
Una misión educadora
Para educar, los integrantes de la asociación organizan desde encuentros académicos hasta visitas a los colegios del país. En estos eventos llevan tanto material legado de sus ancestros combatientes, como información en general acerca de la contienda.

Por ejemplo, Alarcón carga con ella el diario que escribió su padre, cuando fue prisionero en Paraguay. De la misma forma, sus compañeros presentan reliquias familiares, que incluyen fotografías y condecoraciones.
“Tenemos mucha actividad con colegios, explicando a los alumnos cómo fue la Guerra del Chaco, cómo se inició y terminó. Llevamos diapositivas, CD; damos charlas para que ellos conozcan más sobre la Guerra del Chaco. De los 171 cadetes que fueron a la guerra ya casi no se sabe nada, fuera de sus familias. Ya no se enseña esa parte de la historia y nosotros, como hijos, debemos mantenerla y siempre homenajearlos, mantener el recuerdo vivo”.

Por eso, uno de sus proyectos más importantes consiste en la publicación de un libro, con el que se piensa recordar los 100 años del inicio de la guerra, para 2032. Para ello, los integrantes de la asociación están recolectando testimonios de las familias de los Tres Pasos al Frente, para reunirlos en el texto.
Además, mantienen una sala en el Museo de Historia Militar de Irpavi, donde se recuerda a esos muchachos que, sin dudarlo, se lanzaron al combate.

ORGANIZACIÓN
Ͱ NOMBRE · Asociación Cívico Militar Tres Pasos al Frente.
Ͱ FUNdACIÓN · El 4 de mayo de 1964.
Ͱ RECONOCIMIENTOS · Entre otros, recibió la Medalla Cóndor de los Andes.
Ͱ ACTIVIDADES · Organiza encuentros, conservatorios y visitas a colegios.
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