ELLAS MANDAN EN LOS CIELOS: HAY 7 MUJERES PILOTO EN 2 AEROLÍNEAS DE BOLIVIA
“Desde muy pequeña me encantaba el cielo, las estrellas (…)”. Y a sus 22 años acarició las nubes por primera vez, a bordo de un Boeing 737-300. Ella es Priscila Pérez Rocha, una entre solo siete mujeres bolivianas que en la actualidad está activa en el mundo de la aviación comercial.
Las dos principales aerolíneas del país, Boliviana de Aviación (BoA) y Ecojet, confían el pilotaje y copilotaje de sus aeronaves a siete mujeres.
Dos de ellas son parte de Ecojet y cinco de BoA.
Apenas el 5% de todos los pilotos comerciales que hay en el mundo son mujeres. En Latinoamérica el porcentaje es menor, según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Desde febrero de este año, Priscila Pérez Rocha ocupa el cargo de primer oficial de aeronave de mediano alcance en BoA. Desde ahí, recuerda cómo inició este “viaje por los cielos”. Su primer vuelo, por ejemplo, marcó un hito en su vida y estuvo cargado de emociones: “(….) Lo primero que hice al llegar al avión, me sentí muy agradecida con Dios por permitirme estar ahí, le entregue ese vuelo en sus manos , y puse mi fe en él”.
Al igual que ella, sus colegas recuerdan con precisión de reloj su primera vez por el cielo. OPINIÓN habló con seis de ellas sobre esta pasión y en justo homenaje al Día de la Mujer Boliviana, celebrado hace poco (11 octubre).
Ellas son Priscila Pérez Rocha (BoA), Andrea Ureña Camacho (BoA), Gabriela Gutiérrez Romero (BoA), Sara Urquieta Pinell (BoA), Fernanda Guzmán Garnica (Ecojet) y Jacqueline Milán Salvatierra (Ecojet).
Gabriela Gutiérrez, la aviadora que ayudó a traer vacunas COVID a Bolivia
La cochabambina Gabriela Gutiérrez Romero es Piloto Comandante en Boliviana de Aviación (BoA).https://googleads.g.doubleclick.net/pagead/ads?gdpr=0&us_privacy=1—&gpp_sid=-1&client=ca-pub-0754088092046036&output=html&h=280&slotname=5962369549&adk=3799334436&adf=3478635694&pi=t.ma~as.5962369549&w=631&abgtt=6&lmt=1728951545&format=631×280&url=https%3A%2F%2Fwww.opinion.com.bo%2Farticulo%2Frevista-asi%2Fellas-mandan-cielos-7-mujeres-piloto-2-aerolineas-bolivia%2F20241013000039957716.html&fwrattr=true&wgl=1&uach=WyJXaW5kb3dzIiwiMTAuMC4wIiwieDg2IiwiIiwiMTI5LjAuNjY2OC4xMDAiLG51bGwsMCxudWxsLCI2NCIsW1siR29vZ2xlIENocm9tZSIsIjEyOS4wLjY2NjguMTAwIl0sWyJOb3Q9QT9CcmFuZCIsIjguMC4wLjAiXSxbIkNocm9taXVtIiwiMTI5LjAuNjY2OC4xMDAiXV0sMF0.&dt=1728951382948&bpp=1&bdt=11407&idt=2&shv=r20241010&mjsv=m202410080101&ptt=9&saldr=aa&abxe=1&cookie=ID%3Dcacc8d9c675e18c0%3AT%3D1719497933%3ART%3D1728951227%3AS%3DALNI_Ma-AwRBuurFuDguAfFlP2R2w3D1Rg&gpic=UID%3D00000a31d3c6794a%3AT%3D1719497933%3ART%3D1728951227%3AS%3DALNI_MbRm8jGILOaYPonI1yxrX3FB1La1A&eo_id_str=ID%3Dd2c4dec4eca33f24%3AT%3D1719497933%3ART%3D1728951227%3AS%3DAA-AfjbHNj4JIzA2GqzVUQOVtV1V&prev_fmts=0x0%2C1349x624&nras=2&correlator=3390154589427&frm=20&pv=1&u_tz=-240&u_his=1&u_h=768&u_w=1366&u_ah=728&u_aw=1366&u_cd=24&u_sd=1&dmc=8&adx=227&ady=2234&biw=1349&bih=624&scr_x=0&scr_y=0&eid=44759876%2C44759927%2C44759842%2C31087658%2C31087942%2C95332923%2C95343454%2C95344777&oid=2&pvsid=3405908883128885&tmod=1416825498&uas=0&nvt=1&ref=https%3A%2F%2Fwww.opinion.com.bo%2F&fc=1920&brdim=0%2C0%2C0%2C0%2C1366%2C0%2C1366%2C728%2C1366%2C641&vis=1&rsz=o%7Cd%7Coebr%7C&abl=NS&pfx=0&fu=1024&bc=31&bz=1&td=1&tdf=2&psd=W251bGwsbnVsbCxudWxsLDNd&nt=1&ifi=7&uci=a!7&btvi=1&fsb=1&dtd=M
Desde pequeña, las historias de aviación de su abuelo y su tío, quienes trabajaron en los Servicios Aéreos de YPFB, la inspiraron. “Escucharlos hablar de sus experiencias me fascinaba”. Además, amaba viajar; abordó aviones durante sus viajes como jugadora de básquetbol, representando a Cochabamba y Bolivia. “Cada vez que me subía a un avión, quería conocer la cabina (…)”.
Este contexto la llevó a tomar la decisión de estudiar en el Centro de Instrucción Aeronáutica (CIAC), en Santa Cruz de la Sierra. En la actualidad trabaja en BoA hace más de nueve años y fue instructora de vuelo en Chile y Bolivia.
Su carrera en la aviación comercial ha estado marcada por varios hitos. Uno de ellos ocurrió durante la pandemia, cuando fue parte de la tripulación del primer vuelo que viajó a Corea y China para traer a Bolivia las primeras pruebas de COVID y vacunas. Este fue, sin duda, uno de los momentos más exigentes de su carrera. “Fue una operación totalmente diferente por la cantidad de horas que pasamos en el avión, la planificación y, más que nada, la época que estábamos viviendo”, recuerda.
Rompiendo Estereotipos
Si bien ejerce una profesión dominada por hombres, los comentarios de los pasajeros cuando la ven al mando son siempre positivos. “Escucho frases como ‘¡Qué orgullo!’ o ‘¡Nos trajo una mujer, qué lindo!’”, dice. “Es gratificante escuchar felicitaciones”.
Equilibrio
A pesar de la intensidad de su trabajo, Gabriela aprendió a equilibrar su vida profesional con su vida personal. “No es fácil nunca estar”. Su día a día varía entre madrugar para comenzar los vuelos a las tres de la mañana o terminar de volar pasada la medianoche.
A pesar de la distancia física, mantiene una relación cercana con sus padres Octavio Gutiérrez y Helen Romero, y su hermano Gustavo.
Gabriela les dice a las mujeres que, más allá de los estereotipos, tienen que “dar el paso de fe sabiendo lo que uno quiere. Con o sin miedo, hacerlo. Arriesgarse, intentarlo”.
Para ella, éxito y fracaso son parte del camino, pero ambos siempre ayudan a la autorrealización.
Andrea Ureña, Primer Oficial que opera las rutas Miami y Madrid
Con solo 33 años de edad, la cochabambina Andrea Ureña cruza el océano Atlántico regularmente como aviadora en Boliviana de Aviación (BoA).
Ella ocupa el cargo de Primer Oficial de Aeronave de Largo Alcance A300-200.
Con más de seis años de carrera en la aeronáutica, está segura que el cielo no es el límite, sino solo el comienzo de una travesía llena de desafíos. Hace un año le tocó asumir uno de esos retos mayores: operar las rutas de Miami y Madrid.
Historia
Su camino hacia la cabina de un avión comenzó mucho antes de entrar en las filas de la aerolínea. “Desde pequeña me llamaba la atención la aviación”. Estudió para piloto privado en “Alas Beni” en Cochabamba, luego avanzó hacia la obtención de su licencia de piloto comercial en la “Aviator Academy” de Santa Cruz, y completó su formación en la prestigiosa “Pan Am” en Miami.
Su primer vuelo comercial fue hacia Oruro, a los 26 años, en un jet. “Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida”, recuerda.
Otro hito que la marcó fue su primer vuelo sola. “Fue un día lleno de emociones, con mi familia y amigos esperando que aterrizara”. Tocar tierra sola le dió la certeza de que este era su camino en la vida, un camino en el que rompió estereotipos.
“La mayoría de las veces, los pasajeros se sorprenden cuando me ven al mando, pero siempre ha sido una reacción positiva”, explica.
Para ella, lo más satisfactorio de la aviación es “llegar a destino de manera segura”, considerando que actualmente opera la ruta más larga de BoA, de Viru Viru a Madrid, con una duración de 11 horas. La concentración y el profesionalismo son claves.
Retos
Andrea tiene claro que su viaje en la aviación apenas comienza. Su meta es clara: “Mi principal objetivo es en algún momento poder ascender como Piloto al Mando”. Con la misma pasión y dedicación con la que comenzó, sigue acumulando horas de vuelo y preparándose para dar el siguiente paso en su carrera.
A las chicas que aún dudan si seguir carreras en campos dominados por hombres, Andrea les da un consejo: “Tanto varones como mujeres tenemos las mismas capacidades. Me alegra ver que hoy en día hay más mujeres estudiando aviación en Bolivia. Las oportunidades son para todos”.
Familia
Andrea está profundamente agradecida. Sus padres, Davy Ureña Oquendo, abogado, y Miriam Camacho Gonzales, policía jubilada, siempre la apoyaron en su decisión de volar.
Con ese respaldo incondicional, Andrea vuela alto, inspirando a quienes la rodean y demostrando al mundo que, cuando se trata de alcanzar los sueños, ni el cielo es el límite.
Fernanda Guzmán, la primera piloto boliviana que aterrizó en la Antártida
Con 35 años de edad, la cochabambina Fernanda Guzmán Garnica es una pionera en la aviación comercial del país.
A los 19 años ella ya era copiloto de una línea comercial.
Uno de sus logros más impresionantes fue llegar a la Antártida, convirtiéndose en la primera boliviana piloto en aterrizar en ese remoto continente. Recuerda que la pista, corta y sin asfalto, presentaba un desafío único. “Es un lugar impresionante, y pocos tienen la oportunidad de llegar allí”,
Sus recuerdos
Desde su infancia, siempre sintió una conexión especial con el cielo, por lo que decidió estudiar en la escuela de aviación Proboal, en Santa Cruz.
Actualmente, es comandante (PIC) de la flota Avro RJ, cargo que asumió con orgullo en mayo de este año en Ecojet.
El primer vuelo
Cuando tenía 19 años, Fernanda realizó su primer vuelo comercial con la aerolínea Aerocon.
Aunque no recuerda con exactitud la ruta. El hecho de ser la primera mujer copiloto en la historia de Aerocon la llenaba de emoción. “Estaba muy feliz, apenas tenía 19 años y ya era copiloto en una línea aérea. Era un gran logro no solo para mí, sino también para todas las mujeres que ven en la aviación un sueño posible”, recuerda Fernanda.
“Lo mejor de todo es que, cuando despego, todo está bien. Se olvidan los problemas, y puedo concentrarme en lo que amo hacer”, confiesa.
Para ella la aviación no es solo una profesión, es su vida. Su plan para el futuro es simple: seguir volando, continuar surcando los cielos y disfrutar cada momento que pasa en el aire.
Superando expectativas
Comenta que es una sorpresa para los pasajeros y colegas verla al mando. “Aquí en Bolivia no es común ver a una mujer piloto comercial. La mayoría se sorprende, pero siempre recibo comentarios de admiración y respeto”, dice Fernanda,
Para ella, volar es mucho más que un trabajo. “Tengo la mejor oficina del mundo”, afirma.
Sin embargo, ser piloto también implica grandes sacrificios. Los horarios irregulares, los días festivos y los fines de semana son conceptos que no aplican en su profesión. “Mis días libres suelen ser días laborales para el resto de la gente, y a veces es difícil poder planificar con mi familia o amigos”, confiesa.
Mensaje
Fernanda les dijo a las mujeres que desean seguir su ejemplo que “no dejen que las opiniones de los demás influyan en sus sueños. Si estás decidida a hacer algo, no hay quien te lo impida. Tú misma eres quien elige cómo y hasta dónde puedes llegar”, asegura con total convicción esta joven cochabambina.
Jacqueline Milán afianzó su pasión por la aviación en el Medio Oriente
Jacqueline Carla Milán Salvatierra es una destacada copiloto cochabambina de Ecojet.
Tiene alrededor de seis años de experiencia en la industria y su camino hacia el cielo comenzó en la Escuela de Aviación Alas Beni Flight Training Center.
Jacqueline inició su carrera como tripulante de cabina y tuvo la oportunidad de trabajar en el Medio Oriente. Esta experiencia fue crucial para despertar en ella una gran pasión por la aviación.
“La realidad es que, en muchas ocasiones, las personas se sorprenden al descubrir que en la cabina de mando se encuentra una mujer. Sin embargo, esto ha ido cambiando con el tiempo, y cada vez más personas se dan cuenta de que también somos plenamente capaces”, comenta Jacqueline,
Confiesa que lo más satisfactorio de su vida es verse cada día realizando sus sueños.
Pero, también enfrenta desafíos, en el plano familiar, por ejemplo. “Encontrar el equilibrio entre la vida personal y profesional puede ser complejo, especialmente considerando que mi hijo aún es muy pequeño”.
En el ámbito laboral, los retos constantes son los vuelos a Riberalta y Guayaramerín. A pesar de no ser las rutas más largas, exigen un alto nivel de destreza debido a sus pistas angostas y cortas, lo que requiere precisión en el aterrizaje, especialmente en condiciones extremas.
Travesía
El día a día de Jacqueline es una mezcla de responsabilidades y momentos familiares. “Generalmente, me despierto con mi pequeño hijo, a quien le encanta madrugar a las 5:00. Desayunamos en familia, junto a mi esposo, alrededor de las 6:30 y después dedicamos un tiempo para jugar. La niñera llega a las 8:30, momento en el que me alisto”, relata. Su jornada laboral inicia a las 9:30, y los días en que vuela, suele regresar a casa alrededor de las 10:00 de la noche.
Detrás de su éxito, Jacqueline tiene el apoyo incondicional de su familia. Es hija de Carlos Milán y Gladys Salvatierra, y tiene dos hermanos. Su esposo, Humberto Mariscal, y su pequeño hijo, que acaba de cumplir un año, son su mayor motivación. “El hecho de que ellos crean en mí cada día y me respalden ha sido fundamental para lograr mis metas”
Hace poco, Jacqueline marcó un hito, junto a otras mujeres aviadoras, al conformar la primera tripulación íntegramente femenina que ejecutó un vuelo comercial.
Proyección
“Mis planes a largo plazo son alcanzar el puesto de comandante de un avión de gran envergadura (heavy)”, expresa.
Culminó invitando a las mujeres que “confíen en sí mismas. En su criterio, la confianza es fundamental para superar los desafíos y barreras que puedan surgir en un campo históricamente dominado por hombres. “Con esfuerzo y perseverancia, todo es posible”.
Priscila Pérez con 26 años, es una de 7 mujeres de la aviación nacional
Priscila Pérez nació el 5 de abril de 1998 en La Paz y confiesa que desde muy pequeña, sentía una fascinación por el cielo.
Con el firme deseo de volar, viajó a Florida, Estados Unidos, donde se formó en la academia 2fly Airborne. Su perseverancia y dedicación la llevaron a convertirse en lo que siempre había soñado: piloto. En febrero de 2024, comenzó su carrera como Primer Oficial de una aeronave de mediano alcance en Boliviana de Aviación (BoA).
Hitos
A los 22 años, realizó su primer vuelo comercial en el Boeing 737-300, cubriendo la ruta entre Cochabamba y Santa Cruz. Despegar, volar y aterrizar un jet por primera vez fue el resultado de años de esfuerzo y sacrificio, y la certeza de que su objetivo estaba cada vez más cerca.
Su familia está orgullosa de ver cómo aquella niña que amaba los aviones logró su objetivo con perseverancia. “No se dejen llevar por lo que la gente piense o por los límites que la vida impone”, aconseja a otras mujeres que también desean seguir carreras no tradicionales. “Podemos ser lo que nos propongamos (…)”.
Los retos
Lo más satisfactorio para Priscila es lo dinámico de su trabajo. “Ningún día es igual a otro. Cada vuelo es un reto”, explica. Sin embargo, reconoce que una de las partes más difíciles de ser piloto es estar lejos de su familia y amigos
Cuenta que sus días no tienen un horario fijo, por lo que ha aprendido a priorizar su descanso, su alimentación y el tiempo que pasa con sus seres queridos. “Es importante tener una buena salud para poder seguir ejerciendo esta profesión”, explica.
Futuro
Priscila tiene un gran objetivo dentro la aviación: llegar a ser piloto al mando. “Si acompañas tus sueños con dedicación, empeño y con Dios a tu lado, todo es posible si está en su propósito”, afirma con convicción.
Es la única mujer entre cuatro hermanos. Su padre es policía y su madre psicóloga, y aunque en su familia no hay antecedentes de pilotos, ella es la primera en abrir ese camino.
Espera que no sea la última y que su historia inspire a otras nujeres a abrir las alas y profesionalizarse en la aviación.
Sara Urquieta Pinell, una vida de altura
La cochabambina Sara Lorena Urquieta Pinell ama de volar, inspirada por la pasión de su padre y su hermano, ambos pilotos.
Hoy, Sara siguió sus pasos, y se abrió camino en la aviación, un área dominada históricamente por hombres. Ocupa el cargo de Primer Oficial del equipo B737 en Boliviana de Aviación (BoA).
Su madre, Eliana Pinell, es propietaria de una agencia de viajes y turismo, mientras que su padre, Hernán Urquieta, es capitán de B777/787 en Ethiopian Airlines. Su hermano, Daniel Urquieta Pinell, también comparte la pasión familiar, siendo capitán e instructor del equipo B737.
Hacia sus sueños
Aunque su formación universitaria inició en un campo completamente distinto —la Licenciatura en Diseño Gráfico—, Sara nunca perdió de vista su verdadera pasión: la aviación. Tras graduarse, decidió seguir su instinto y se inscribió en la escuela de aviación.
Uno de los momentos más memorables en su carrera aviadora fue su primer vuelo comercial. “Volé como copiloto hacia el Aeropuerto Internacional de Viru Viru”. Recuerda una mezcla indescriptible de emociones: alegría, orgullo y lágrimas de felicidad. Ese día sintió la satisfacción de saber que todos los esfuerzos habían valido la pena.
Estereotipos
Su carrera le trae satisfacción constante. “Muchos pasajeros se sorprenden cuando me ven al mando, pero las reacciones son siempre positivas. Recibo comentarios de apoyo y admiración, lo cual me motiva aún más”.
Sin embargo, ser piloto también tiene sus desafíos. Los horarios impredecibles, la exigencia física y mental, y el estar ausente en momentos importantes de la vida familiar, pero Sara no se deja intimidar. “Cuando es tu pasión, entiendes que es parte de lo que implica y lo vale todo”.
En un futuro cercado, Sara quiere convertirse en capitán e instructora de vuelo. Además, busca expandir sus conocimientos con capacitación en Factores Humanos para pilotos y formación administrativa en aerolíneas.
Para finalizar , se refirió al pilotaje femenino. “A las mujeres que aún no se animan a romper estereotipos, les diría que sigan sus pasiones. Nuestros sueños son válidos, y la vida es demasiado corta para conformarse con lo que otros esperan de nosotros. Dejen el miedo atrás y confíen en su capacidad para lograr lo que se propongan”.
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