EL PAICHE: UN PEZ INVASOR QUE AVANZA SIN TRABAS POR LOS RÍOS AMAZÓNICOS DE BOLIVIA

Según el proyecto Peces para la Vida, financiado por la Fundación Faunagua y otras entidades, fue en 1976 cuando se vio por primera vez un paiche en Bolivia, pues es nativo de zonas más al norte de la Amazonía. Un criadero artificial de paiches en el lago Sandoval cerca a Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios, en Perú, fue rebasado por una repentina crecida de sus aguas luego de fuertes lluvias. Paiches jóvenes fueron arrastrados al cauce del río Madre de Dios y allí hicieron su nuevo hogar.

Este pez no tiene enemigos naturales en los ríos bolivianos, es un depredador por excelencia y ha llegado a crecer hasta alcanzar tamaños descomunales de más de 3 metros de largo. Eso lo ha hecho protagonista de diversos relatos y leyendas en la región. Su expansión se calcula que alcanza una velocidad promedio de 33 kilómetros por año, según detalla Paul Van Damme, director de Faunagua.

La presencia del paiche en Bolivia se ha convertido en uno de los casos paradójicos de invasión de una especie exótica, pues en su área de distribución natural —Perú y Brasil— se encuentra amenazada por la sobrepesca.

Hoy, en Bolivia, este pez nada por los inmensos ríos Abuná, Madera, Orthon, Madre de Dios, Beni y Yata. Además, se confirmó —explica Van Damme— que ahora el Arapaima está en los ríos Mamoré y llegó al Itenéz, localizados en el departamento de Beni, cerca de Brasil. Es decir, el paiche cruzó de oeste a este sin ningún problema.

Luego de adueñarse de la región del Madre de Dios, el paiche también encontró en los arroyos y lagunas del norte de Bolivia las condiciones ecológicas para su reproducción y eventual dispersión por el interior del país. El paiche deja sus huevos en las orillas de los ríos y su proceso de reproducción se está dando con éxito en los afluentes bolivianos.

El pez puede llegar a crecer hasta 3,5 metros de largo y pesar más de 300 kilos; su carne es considerada “muy deliciosa” y se estima que el 80 % del pescado que se vende en Pando y Beni proviene de la captura del paiche, aunque se suele comercializar  con el nombre de otras especies nativas como el surubí (Pseudoplatystoma) o el pacú (Myleus Pacu).

¿Es posible detener la expansión del paiche en Bolivia? La respuesta de Van Damme es categórica: “No” ¿Podría existir un impacto negativo del paiche sobre los peces nativos? “Aquí no hay respuestas contundentes, pero pensamos que se puede pensar en un equilibrio entre el aprovechamiento sostenible y la protección de las especies nativas que son importantes para la pesca de subsistencia”, dice el investigador.

Bolivia no tiene una cultura pesquera y por eso la dieta de la población sigue encabezada por la carne roja. Al no tener una salida al mar, el país mira a los ríos amazónicos y lagos del altiplano como sitios clave para pescar, pero con algunos controles. Se calcula que en el país se consume un promedio de 2,61 kilogramos de carne de pescado por año por persona, según el estudio Bases técnicas para el manejo y aprovechamiento del Paiche en la cuenca amazónica boliviana, publicado por el Ministerio de Desarrollo Rural, pero se pretende llegar al consumo de 5,1 kilogramos por persona anualmente, meta propuesta por las autoridades nacionales y regionales. Sin embargo, la mitad de esa dieta proviene de la importación de peces, generalmente de Argentina y Perú.

Desde 2011, la pesca anual del paiche en el norte boliviano se ha triplicado, según detalla Van Damme. Esta especie representa alrededor de tres cuartos del ingreso anual de un pescador profesional.

A pesar de ser una especie exótica, Van Damme destaca que si la pesca de este gigante acuático se maneja de manera apropiada podría convertirse también en un antídoto poderoso para frenar la deforestación en zonas amazónicas y el cambio de uso de la tierra, dos grandes problemas que aquejan a Bolivia.

Del Arapaima gigas se aprovecha todo: su carne, su cuero y hasta su lengua. La carne es comercializada en las principales ciudades del país y el kilo puede llegar a costar hasta 60 bolivianos (8,5 dólares) en mercados de La Paz.

Del cuero se hacen carteras, billeteras y otros accesorios. Este insumo se trabaja en ciudades orientales de Bolivia y los productos terminados son de exportación. Su áspera lengua se deja secar y se utiliza como lija o rallador de cocina; también se la pulveriza y se la ingiere para combatir los parásitos intestinales, según la cultura tradicional.

MONGABAY

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