EL CASO ‘CADETES’ NO AVANZA Y FAMILIAS PIDEN ATENCIÓN DE REHABILITACIÓN EN EL EXTERIOR

Las vidas de Erlan Condori y Cristhian López dieron un giro drástico a partir del 18 de abril de 2023. Ellos son los cadetes, ahora graduados de subtenientes, que fueron obligados a realizar el denominado salto de la muerte. Nada salió bien. Quedaron inválidos. Hoy, sus familiares denuncian que la investigación de este hecho quedó paralizada y por eso acudieron al Legislativo para encontrar respuestas a sus demandas: la principal es iniciar un tratamiento médico especializado fuera del país.

El diputado Óscar Balderas, de filas de Comunidad Ciudadana (CC) y que es parte del Comité de Defensa, Fuerzas Armadas, Frontera y Defensa Civil, informó que los familiares de los afectados llegaron a la Asamblea Legislativa Plurinacional para denunciar los obstáculos que atraviesan para hallar justicia.

“Lamentablemente las investigaciones penales no avanzan. Son nueve meses del caso y hasta ahora no se da con los autores y los responsables de este trágico suceso y, por otro lado, los familiares nos dicen que hay un encubrimiento para no llegar a los directos responsables, porque solo se está sancionando a los instructores y no a las autoridades jerárquicas, que instruyeron todos esos actos”, relató Balderas.

Condori y López sufrieron un accidente grave el 18 de abril de la anterior gestión, durante el acto de aniversario del Colegio Militar en la ciudad de La Paz. Ambos se lanzaron al vacío desde una plataforma de hierro de 30 metros de altura, luego de obedecer órdenes de sus superiores.

No llevaban arneses que los anclen a la estructura metálica y cayeron aparatosamente al suelo. Uno de ellos, Condori, resultó con graves heridas en la cabeza y la columna, y López, con heridas en las piernas. Ambos quedaron inválidos, a pesar de que les realizaron varias intervenciones quirúrgicas.

Por este hecho, dos instructores, un teniente y un capitán, fueron acusados de lesiones gravísimas y enfrentan procesos penales. Ambos están con detención preventiva en la cárcel de San Pedro.

No es la primera vez que los familiares exigen justicia. Realizaron movilizaciones en el Ministerio de Defensa, en la Fiscalía y hasta en el Comando General del Ejército. Tuvieron respuestas tibias. Una de las últimas demandas fue que el Estado pueda asumir el viaje y la atención especializada en el exterior de sus hijos, debido a que en el país no se cuenta con lo que se requiere para su recuperación.

Carta a Arce

Karina Viamont, madre del subteniente López, informó que se envió una segunda carta al presidente Luis Arce para que los pueda recibir en una audiencia y explicar la situación en la que se encuentran los jóvenes.

Las Fuerzas Armadas (FFAA) se encargaron de cubrir con todos los gastos médicos de los entonces cadetes e incluso, las esposas de los oficiales del Ejército organizaron una kermesse para recaudar fondos que permitan pagar la deuda que se tenía en el nosocomio.

Viamont agradeció el apoyo; sin embargo, dijo que su hijo, al igual que el subteniente Condori, requiere del apoyo médico especializado en el exterior para poder recuperarse plenamente.

La abogada María Elena Caguaya, que asesora a los familiares, afirmó que todavía queda la “responsabilidad institucional” del Estado boliviano, debido a que la caída que sufrieron los cadetes no fue un accidente, sino que tuvo responsables, como los instructores que actualmente enfrentan procesos y guardan detención preventiva.

En octubre del año pasado, los familiares acudieron a la Cancillería para que realice trámites y contactos para que los afectados realicen su recuperación en el exterior. El entonces canciller Rogelio Mayta derivó la solicitud al ministro de Defensa, Edmundo Novillo. Las familias afectadas dicen que esa autoridad no se contactó con ellos.

Luego, el 19 de enero de este año acudieron a Alyson Fuentes Guardia, quien es directora de la oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa. A la funcionaria le solicitan gestionar la rehabilitación médica en la ciudad de Cali, en Colombia.

“Conforme a la información brindada por los especialistas médicos sabemos que si la rehabilitación de la movilidad demora más, existe un gran riesgo de que los miembros inferiores de nuestro hijo sufran daños irreversibles, ya que los músculos como el propio cuerpo quedarán atrofiados”, dice parte de la carta que envió el padre del subteniente Condori.

En la misiva, el familiar hace recuerdo que las autoridades militares y del Gobierno se comprometieron a la “recuperación completa” de los afectados. El padre del subteniente Condori también resalta que la Cancillería logró un enlace con una organización benéfica llamada “Programa de Filantropía del EPFL-Suiza”. Según el familiar, esta entidad está dispuesta a recibir el caso de su hijo y que solo se deben realizar gestiones para concretar el tratamiento de rehabilitación.

“Nosotros como Comité, hemos tomado cartas en el asunto y estamos iniciando las gestiones correspondientes ante el Ministerio de Defensa y todas las autoridades militares. Pero al mismo tiempo también vamos a iniciar las gestiones para que estos dos cadetes reciban atención médica especializada que no hay en Latinoamérica, y eso se habría negado por parte del Ministerio de Defensa y los han dejado en indefensión, los han dejado para que por su propia cuenta hagan sus gestiones”, aseguró Balderas.

El legislador adelantó que la Comisión de Defensa, Fuerzas Armadas y Policía Boliviana de la Cámara de Diputados convocará al comandante del Ejército, general Juan José Zúñiga, para que explique la situación actual de los subtenientes y el proceso de rehabilitación médica.

Los entonces cadetes no querían realizan el “salto de la muerte”. Fueron obligados a pesar de que no tenían las condiciones de seguridad para realizar el criticado ejercicio. Uno de los instructores obligó a los cadetes a lanzarse al vacío a pesar de que no había condiciones. “Salta de una vez”, esa es la instrucción que realizó el oficial militar a Condori, quien antes alerta que la soga no era la adecuada para realizar el salto: “nadie me está anclando, mi jefe”.

“Quiero saber si está bien”, le dijo Condori al teniente refiriéndose a la soga que debía sostener su cuerpo, además que le insistió en que nadie lo estaba anclando.

“Salta, te dije”, fue la insistencia del oficial militar. Hoy, ambos militares viven de milagro.

El Deber

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