ARZOBISPO RECUERDA QUE JESÚS ADVIERTE A SUS APÓSTOLES QUE NO HAGAN DE LA MISIÓN UN NEGOCIADO
El arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, reflexionó este domingo sobre la misión y el llamado que tienen todos los cristianos para actuar de acuerdo a sus posibilidades y responsabilidades y de no hacer de la misión un negociado.
En la homilía dominical desde la catedral recordó que “Jesús al final advierte a los apóstoles que no hagan proselitismos y que, como primera misión antes de su muerte y resurrección, se limiten a anunciar la inminente instauración del Reino de Dios a las ovejas perdidas del pueblo de Israel y que no hagan de la misión un negociado, porque no pertenece a los enviados: “Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”. La misión es un don de Dios y no nuestra propiedad, por eso el anuncio de Cristo nuestro salvador tiene que ser gratuito, llevado con el espíritu de desprendimiento, de amor y de servicio de las bienaventuranzas”.
Asimismo, indica que con “este espíritu, estamos llamados a anunciar, con entrega y desprendimiento, el Evangelio de la vida y de la salvación, en estos tiempos en los que enfuria (enfurece) la pandemia con sus consecuencias de muerte, dolor y penurias. Todos convocados a ser testigos del reino de Dios, a escuchar el grito de los pobres, que son los más indefensos ante este mal, a hacer gestos de amor y solidaridad, y a mantener viva la esperanza, cada cual de acuerdo a sus responsabilidades y posibilidades”.
El arzobispo exhorta que hay que velar por los excluidos. “Multitudes” anónimas y sin nombre en aquel tiempo y multitudes anónimas y sin derechos también hoy. Son la gran mayoría de la población mundial, excluidas por el engranaje de una economía sin humanidad y sin rostro. Son las grandes muchedumbres de los que están sin trabajo estable, sin acceso a la educación, a la atención en salud y a la vivienda, y sobre todo sin perspectivas de un futuro digno, como es debido a todo ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios y redimido por Jesucristo”.
Recuerda que el pueblo judío estaba abandonado a su suerte, las autoridades corruptas y codiciosas, en vez que cuidar y servir al bien común de todos, se afanaban detrás de sus intereses y negociados. “Esta situación se ha agudizado hoy en nuestro mundo globalizado manejado por grupos de poder anónimos, donde millones de pobres han dejado de estar abajo, en las periferias o faltos de poder; ahora sobran, son ignorados”.
Recalcó que nuestra misión de cristianos y de toda la Iglesia está hecha de predicación y curación, anuncio y promoción humana, venida del reino junto con la lucha por la justicia y la paz, al igual que Jesús mismo lo anunció y vivió la misión.
EL DEBER
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